

La Sala Rock-Ola de Madrid fue una sala de conciertos situada en el número 5 (actual número 3) de la calle Padre Xifré, frente al edificio Torres Blancas. El Rock-Ola, como era popularmente conocido, constituyó uno de los centros neurálgicos de la Movida madrileña entre 1981 y 1985. Entre sus muros actuaron en directo la práctica totalidad de los grupos de ese movimiento cultural, entre ellos Aviador Dro, Alaska y Dinarama, Nacha Pop, Radio Futura, Las Chinas, Ejecutivos Agresivos, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Derribos Arias, Décima Víctima, Los Elegantes, Los Coyotes, Malevaje o Glutamato Ye-yé, así como de otras ciudades (Siniestro Total, Danza Invisible, Loquillo y los Trogloditas…).
Pero fueron especialmente destacables los conciertos de los principales artistas internacionales de la época, como Spandau Ballet, Simple Minds, Depeche Mode, Echo and the Bunnymen, Siouxsie and the Banshees, Nick Cave, Iggy Pop, The Stranglers o New Order. Fue además una discoteca con concepto de club que abría a diario y atraía a un contingente de público fiel. "La programación era verdaderamente potente", recuerda Alaska, asidua a los conciertos de la discoteca. "Traían a las bandas que en aquel momento sonaban en Inglaterra". Pepo coincide, aunque matiza: "En el Rock-Ola sonaba de todo. Y aunque eran las mismas canciones que sonaban en los 40 Principales, las poníamos seis meses antes de que llegaran a las radios".
Las actuaciones más emblemáticas son, sin duda, las de Almodóvar y McNamara, que se convierte en la seña de identidad de la sala; así como el último concierto de Parálisis Permanente, antes de que Eduardo Benavente sufriera el accidente de tráfico.


El Rock-Ola no fue solo una sala de conciertos, sino que en unos meses se convirtió en una popular discoteca, un gran bar de copas que abría a diario.
Aunque había otras salas que se abrieron antes o después, y que también ofrecían conciertos nacionales e internacionales, el Rock-Ola se estableció como el centro social y cultural de la Movida, el lugar donde había que estar para ver y ser visto y para bailar con las últimas novedades traídas de Londres.
En consonancia con el espíritu de la época, tras sus puertas convivían y se mezclaban jóvenes de diferentes clases sociales y de diferentes colectivos: punks, mods, nuevos románticos, hippies… y modernos en general que hacían gala del eclecticismo estético propio de la Movida.
A la vez, desde el principio se hizo común ver en alguna de sus barras a las más notorias personalidades de este movimiento cultural: cineastas como Pedro Almodóvar, fotógrafos como Ouka Lele o Alberto García-Alix, pintores como El Hortelano o Pablo Pérez-Mínguez, actrices como Bibi Andersen o periodistas como los citados arriba y, por supuesto, las grandes figuras de la nutrida escena musical local.
Puerta de acceso con un cartel del grupo Peor Impossible
El Rock-Ola fue punto de reunión de distintas tribus urbanas
Además de los conciertos, en Rock-Ola se celebraron todo tipo de eventos relacionados con la música y con las otras artes: exposiciones fotográficas y pictóricas, desfiles de moda, proyecciones de películas, representaciones teatrales, fiestas homenaje u organizadas por compañías discográficas o revistas..."Aquello era como la plaza del pueblo. Se juntaban punkis, hippies y hasta pijos del barrio de Salamanca", recuerda Pepo Perandones, encargado de la programación de la sala, el diseño de carteles y la selección musical de Rock-Ola.
Sin embargo, el hecho que se produciría el 10 de marzo de 1985 sería determinante para la sala de conciertos madrileña. El reloj marca la una y media de la madrugada. Y se masca la tragedia: la fiesta de una discoteca se ve enturbiada por la presencia, a las puertas del local, de la banda de rockers conocida como Los franceses.
Cuando uno de los elegantes mods sale a tomar el aire, llueven los insultos. Sus amigos no tardan en salir y las navajas hacen acto de presencia. La reyerta se salda con la muerte del rocker Demetrio Jesús Lefler, y el pánico se desata en los medios. El acontecimiento es la sentencia de muerte del Rock-Ola, la sala más emblemática de la movida madrileña: un mes más tarde de la pelea, una orden judicial decreta su cierre definitivo.


A continuación pueden ver un vídeo de Almodóvar y McNamara interpretando su canción Me Voy a Usera y Fantasía en el Rock-Ola el día 7 de enero de 1983: