

El arte era la vida, y la Movida, según uno de sus protagonistas, Pérez-Mínguez, “tenía la magia de la sorpresa”.
Los cuatro fotográfos predominantes en la Movida fueron: Alberto García-Alix (1956), Ouka Leele (1957), Pablo Pérez-Minguez (1946-2012) y Miguel Trillo (1953), eran intrínsecos al movimiento, no solo como participantes sino también como cronistas y artífices de imágenes únicas. Las imágenes de estilo callejero de Miguel Trillo documentaron una generación rebelde y elegante, mientras que todavía son influenciadas sutilmente por retratistas clásicos como August Sander, Diane Arbus e Irving Penn.
Trillo se sumergió en los placeres de la fotografía con el peso de la fatiga ideológica y permaneció como observador en medio de la vida nocturna.

Grupo de rockers fotografiados por Alberto García-Alix
Creativa, autodidacta, ilusionante, colorista, Ouka Leele creó un mundo una mirada icónica que quedará por siempre ligada a la “Movida madrileña”. Como bien define ella, su fotografía es una “poesía visual, una forma de hablar sin usar palabras”. Sus trabajos, ya asumidos en la actualidad, pero de increíble creatividad y perfección en aquella época, son simplemente inmejorables. La escenificación y la sutileza teatral de sus obras, a mí personalmente me conmueve. Su serie “Peluquería” es y quedará como uno de los iconos básicos de la movida

Alaska, Almodóvar y McNamara posabana a menudo para distintos fotógrafos
Junto a él, está la imagen de la también cineasta “Blanca Li”, hecho en 1988 por otro de los fotógrafos del momento, Alberto García-Alix, que caracterizó a la cineasta como Morticia Adams, definiendo la estética entre él pop y el punk que dominó aquellos tiempos. Tiempos en que los jóvenes españoles, estaban aprendiendo a ser libres y a expresarlo. El cine de estos dos directores, entre otros, y la música de varias bandas, harían el resto. Mínguez, Alix y la fotógrafa, poeta y pintora Ouka Leele, fueron los fotógrafos oficiales de “la movida”, que además de retratar, vivieron.
Las imágenes de García-Alix son una mirada de cómo se transformaron las calles y las personas que las habitaban. El retratista leonés explica que tuvieron “la suerte” de vivir en el momento y lugar adecuado “para ser testigos de esa época”. “Yo me arrepiento de no haber hecho más fotos y de no haber tenido más conciencia de aquello”, asegura.
"Los cuatro tuvimos la suerte de ser no solo testigos sino actores del momento", dijo García-Alix, quien recordó que en cierta medida la movida se fraguó en Barcelona. La cultura y las ideas y los espacios y las revistas 'underground' (un recuerdo para "'Star', editada por Juan José Fernández", tuvo García-Alix) estaban en la Ciudad Condal, evocó el fotógrafo, y en la capital catalana se la pasaban los madrileños que estaban en el ajo. "Hasta que en 1978 Madrid eclosionó" y empezó a invertirse el sentido del viaje.
García-Alix defendió que la movida fue un movimiento subterráneo mientras duró: "Cuando triunfó fue cuando murió. Como todo en general".
Trillo es sin duda el gran documentalista español de lo que entonces dio en llamarse tribus urbanas, a lo que ahora llamamos subculturas juveniles. "Sin la música, para mí no habría tenido sentido hacer fotografías -La obra de Trillo, por su parte, no hubiese existido sin ese ruido y entusiasmo que los músicos de la época transmitían en sus conciertos en la capital. El fotógrafo enfocaba su lente en los artistas, pero sobre todo en los jóvenes de la vida nocturna madrileña, que fueron los elementos creativos que lo “dejaron enganchado”.
“No sabíamos que era la Movida, pero estábamos bastante animados”, afirmo Trillo en una entrevista. "Nunca me gustaron las fotos robadas. Hablé con la gente y les hice posar de forma natural, aunque los puse contra esa pared o hice que se sentasen. A veces pueden suceder cosas inesperadas. Todo tenía que ser muy rápido: una o dos fotos como máximo. Traté de no hacerles sonreír como lo hacían las revistas de moda y los anuncios, donde los jóvenes siempre mostraban sus dientes, siempre "felices". Trillo tomó pronto una decisión radical: daría la espalda a los escenarios y retrataría a los asistentes a los conciertos. En ello sigue.
Cronista libre de lo que acontecía en la capital, Miguel Trillo dejó documentado desde la primera actuación de Almodóvar & McNamara hasta actuaciones memorables de grandes como los Ramones. Documentó a toda una generación, su nacimiento y llegando hasta su ocaso. Imprescindible su trabajo recopilatorio “Identidades”, editorial Actar.
Otros dos de los imprescindibles de la época fueron la mágica y admirada Ouka Leele y el posiblemente más experimental Gorka de Duo.
También es necesario destacar a Gorka de Duo. Es considerado el fotógrafo “outsider” de la movida. Su trabajo es cierto que fue menos de documentar el personaje y más de la creación experimental con unas miras abiertas a la expansión en otros terrenos paralelos a la fotografía. Gorka de Duo también fue uno de los imprescindibles, sus tomas de los Pegamoides, Parálisis Permanente, Pistones, entre otros, son creativas y con todo un sello de personalidad creativa.


Pablo Pérez Mínguez.
Como dice Luis Antonio de Villena en el texto de introducción del propio libro de Pablo Pérez Mínguez (“Mi movida”, Lunwerg Editores 2006), “Pablo ha tenido –y tiene- dos excelentes virtudes que le han ayudado y definido en su plural tarea fotográfica: la paciencia de un lado, siempre con la cámara encima (color o blanco y negro), y un irreprimible afán de modernidad, es decir, de vida.” Una increíble definición del afán de Pablo Pérez Mínguez por fotografiar y crear desde al ojo fotográfico.
Imágenes como “Pedro Drag ”, realizada por el fallecido en 2012, Pablo-Pérez Mínguez, en 1983, muestran a un Almodóvar joven, previo a su gran salto a la fama mundial gracias a películas como “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” y tantas otras con las que el cineasta hizo también un retrato del Madrid de “la movida”. Fue el retratista 'oficial' del asunto, del que fue una especie de Andy Warhol, un catalizador.
Pablo Pérez-Mínguez, Divina May, 1982
Miguel Trillo fotografiaba a distintas tribus urbanas